La madrugada del domingo 12 de marzo sorprendió al país con nueva Presidenta y a Peñalolén con allegados movilizados para representar su necesidad de viviendas dignas. Estos pobladores se desplazaron al Sector de Esperanza Andina para desde un espacio cercano manifestar su exigencia de seguir viviendo en la Comuna.
Son parte de las más de 15 mil familias de la comuna que viven en el patio trasero de alguna casa. Durante esa madrugada fueron violentamente reprimidos, pero contaron con la solidaridad de la Población de Esperanza Andina. En el transcurso del día domingo se manifestaron de manera pacífica y finalmente desarrollaron una toma simbólica la que se evacuó sin que se produjera altercado alguno.
Los desmanes que se produjeron y que se han mostrado majaderamente por los canales de televisión, de ello puedo dar fe, no contaron con la participación del movimiento de allegados. Estos se autodisolvieron pacíficamente y en ningún momento, pese a los intencionados comentarios al respecto, pretendieron ocupar las casas en construcción de los allegados que serán erradicados de la Toma de Nassur. Es lamentable que la prensa explote las escenas de violencia que se vivieron el fin de semana y no sea en general capaz de instalar con profundidad el tema de los sin casa. Con un Estado que hace tibias inversiones en viviendas sociales, dejando que el Sector Privado se enriquezca a costa de los sueños de los que menos tienen, y que la mayoría de las veces los condena al exilio, a la periferia de las ciudades, donde el valor del terreno si es el que las políticas de vivienda están dispuestas a desembolsar. Esa no es la manera de construir un país integrado.
