viernes, julio 15, 2011

"Gracias por el Fuego"
Benedetti, no es un escritor de temas alegres. Pero este libro, además de profundo, es desolador.
Un personaje que parte cuestionando todo su presente, producto de un pasado que no le es muy cómodo. La clave, la figura paterna, un hombre fuerte, público, intachable, incorruptible a los ojos de todo el mundo. Pero un viejo de mierda, que aparentemente con su sombra, ha minimizado el espíritu de su hijo.
Este libro esconde el proceso que todos vivimos y lamentamos, por cierto, de ver como la figura idolatrada de un "Padre" que todo lo sabe, que todo lo puede en la niñez, se va horadando con el tiempo. En la adolescencia, deja de ser la figura protectora, para convertirse en el viejo. Que no sabe nada, que no nos acepta, que todo nos critica.
Es triste reconocer ese distanciamiento, necesario por cierto, que nos ayuda a ser nosotros mismos.
Descubrí este libro, ahora que soy padre y que justo tengo una hija adolescente, a la que quiero profundamente, pero a la que veo cada día un poco mas lejana. Ya no puedo tomarla de la mano todo el tiempo, como cuando era una bebita. Ya no puedo protegerla todo el tiempo, porque no es todo el tiempo de mi propiedad. Estoy seguro que a veces ella piensa las peores cosas que un adolescente piensa de su padre. Y aunque no estoy en el extremo del personaje paterno del libro de Benedetti, al igual que él, me duele ese vacío que se va agrandando. Porque los abrazos ya no son los mismos, al igual que los besos; porque ya siento su presencia como un casi adulto que difiere de mi persona, de mis ideas, de mi forma de ver el mundo. Y aunque se que esto es bueno y necesario, no puedo evitar que me duela.
Y como todo ciclo, ahora que soy padre, puedo entender un poco mas la figura de mi propio padre, a quien muchas veces de adolescente y adulto sentí distante, mas de lo que hubiera querido.
Por eso a pesar de mi dolor y de sus distancias, cada vez que puedo, sigo abrazando a mi hija, la sigo besando, le sigo tomando la mano cuando ella se deja, mientras la veo crecer. Porque tengo la secreta esperanza de que ese recuerdo aflore en ella siempre en el futuro, al momento de recordarme, y me vea con ojos menos críticos o más compasivos, entendiendo que nunca fui mas que lo que soy.
Al final del libro, ese viejo de mierda, como mi viejo, como el viejo que soy yo para mi hija, no es ni tan bueno ni tan malo. Pero es duro asumir que un padre es tan imperfecto, como el más común de los mortales.

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Acerca de mí

Mi foto
Casado, 2 hijos. El tercero de cuatro hermanos. Dirigente estudiantil durante finales de la dictadura militar en los 80. Con estudios de Ingeniería Química e Ingeniería Comercial. Dirigente social en Peñalolen, desde mi llegada a la Comuna en 1993. Fundador del Centro Cultural Juan Chacón Corona. Concejal del Partido Comunista de Chile, en la comuna de Peñalolén durante el período 2005-2008, lo que me permitió traducir el trabajo político en el mundo social. Para bien y para mal. Vivo en un país libre, cautivo del consumismo, del stress y del egoismo. Hoy, estoy enfrascado en buscar la otra parte de mi persona, que se quedó a la saga, esperando tiempos mejores...