Una vez más se logró alcanzar una meta, producto del esfuerzo y compromiso de miles de personas e instituciones, en beneficio de otros tantos de miles de Chilenos que día a día ven con dificultad su incersión en la sociedad, producto de un impedimento o diferencia física, que les limita al momento de ser un ciudadano más. Las lecturas respecto del proyecto Teletón y de los avances en política de integración en Chile seguirán dando para muchas lecturas. Pero quisiera detenerme en un aspecto que ya en otros años ha sido tocado pero que hoy tiene actores un tanto distintos. Hasta hace dos Eventos eran las grandes Empresas asociadas al Programa de donaciones y en definitiva los millones de Chilenos consumidores los que de una manera directa aportaban a la concresión de la meta propuesta cada año. En el 2007 irrumpe un personaje hasta ese entonces desconocido, que de manera personal se atreve a entregar una donación, que por su condición de personal y por el monto de la misma, es superior incluso a lo aportado por muchas empresas. Este año, nuevamente el personaje en cuestión se hace presente con un aporte personal de $1.000.000.000 (mil millones de pesos) y además es imitado por otro empresario chileno exitoso en el extranjero. Esto puede ser visto como una expresión de megalomanía o como la prensa farandulera le ha etiquetado, como el fenómeno Farkas ( en este caso se sumaría el nombre del empresario Nazzar). Pero lo interesante de este hecho anecdótico es que deja en evidencia la posibilidad cierta de que las empresas asociadas al programa de donaciones, pueden dar mucho más de lo que hasta ahora están dispuestas a dar. Esto dado que los volúmenes de ventas de los productos asociados, con el alza respectiva que se considera dentro del programa de la campaña, en los que se refleja el interés y compromiso de los millones de consumidores, superan largamente la posibilidad de aporte de dos empresarios chilenos por muy exitosos que estos fueren, y que en ningún momento figuran entre las fortunas más abultadas del planeta.
Si un producto, cualquiera, sube al tenor de la campaña en $50 (cincuenta pesos) su valor(como es el caso de muchos), y son millones de unidades las que se venden en la fiebre de consumo y solidaridad( como de seguro le pasa a los bebestibles o a los productos de consumo infantil sin entrar en el detalle de las marcas) , sumado esto a los meses de ventas, es razonable pensar que sigue siendo mayor la ganancia para las empresas que aportan a la Teletón, más aún cuando se aseguran con cláusulas de exclusividad en los productos referidos en las campañas; aporte que finalmente no sale de las cajas de las empresas sino de los bolsillos de los consumidores que están dispuestos a preferir un producto por otro, que supuestamente está señalando un interés solidario, que traduce en un alza del valor del producto, sin que esto se traduzca en un aumento de los costos de producción, o de los gastos de Administración y Venta.
Estos dos empresarios locos, más allá de los afanes de figurar, muestran una vez más que el negocio de las empresas sigue estando en el "dar sin que les duela".
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