OTRA VEZ LA MODERNIDAD
Cuando el gobierno de Ricardo Lagos implementó contra viento y marea las Vías Concesionadas, lo hizo con el discurso de la modernidad. Olvidaron mencionar los muchos inconvenientes, sin sabores y atropellos a quienes no participaron de los procesos, los peatones, que hasta el día de hoy ven afectadas sus conductas por los kilómetros de toscos muros que separan comunas, vecinos y servicios.
Ahora es el turno del sistema de transporte de pasajeros. Se dice que es el más grande cambio cultural. Como si los cambios culturales fuesen impuestos. Se dice que es la mayor modernidad del servicio de transporte. La gran mayoría de los vehículos de transporte son los mismos que teníamos hace meses, con los mismos conductores en su mayoría… Los nuevos vehículos, esas micros largas, que apoyan al nuevo sistema, andan dando pena en las calles llenas de hoyos, parches, lomos de toros; tratando de doblar en estrechas calles y para colmo con menos asientos y además incómodos.
Y como no podíamos resolver el tema del uso de la tecnología con sistemas simples y eficientes, agregamos la famosa Tarjeta Bip, que tendrá una recarga mínima de $1.000. No era posible hacer un sistema simple de compra de Tickets, disponibles en todo el comercio. No. Teníamos que agregarle sofisticación. Entonces habrá que gastar $380 para ir a cargar la famosa tarjeta con $1.000 mínimos. Eso sí, los trasbordos están liberados de manera que no se gaste de más. Pero hasta Agosto. De allí en adelante la cosa cambia. Entonces habrá que pagar también por los trasbordos. De bajar el valor del pasaje ni hablar, aun cuando los recorridos son más cortos, las máquinas se desgastarán menos, gastarán menos combustible…pero igual van los $380, y que probablemente buscarán la justificación para subir la tarifa después de Agosto.
En los costos de la modernidad, nadie ha hecho mención, o más bien se minimiza el problema de los más de 4000 choferes de la locomoción colectiva que quedaran cesantes, producto de la optimización de recursos y horarios. Tampoco se habla de la señora Jubilada, cansada por los años y achaques, que amablemente era llevada por $100 cinco cuadras más allá ; o del cesante que por $ 200 hacía el recorrido buscando algo de economía para su condición desmejorada.
Los que piensan que la modernidad se mide en lo nuevo del modelo o de lo sofisticado de la tecnología utilizada no tienen los pies bien puestos en la tierra, o por el contrario tienen las manos puestas en los bolsillos para recibir algo más que las gracias. La modernidad, como todo elemento de desarrollo se mide en calidad y eficiencia. Aquella modernidad capaz de resolver de manera simple los complejos problemas de una población, que es capaz de considerar por cierto los aspectos culturales de la misma, de seguro avanzará al éxito. Aquella modernidad que cree que lo importante es la fachada y que no toma en cuenta los aspectos culturales, además de las condiciones sociales y económicas de desarrollo, está condenada al fracaso o a la eterna improvisación.
Cuando el gobierno de Ricardo Lagos implementó contra viento y marea las Vías Concesionadas, lo hizo con el discurso de la modernidad. Olvidaron mencionar los muchos inconvenientes, sin sabores y atropellos a quienes no participaron de los procesos, los peatones, que hasta el día de hoy ven afectadas sus conductas por los kilómetros de toscos muros que separan comunas, vecinos y servicios.
Ahora es el turno del sistema de transporte de pasajeros. Se dice que es el más grande cambio cultural. Como si los cambios culturales fuesen impuestos. Se dice que es la mayor modernidad del servicio de transporte. La gran mayoría de los vehículos de transporte son los mismos que teníamos hace meses, con los mismos conductores en su mayoría… Los nuevos vehículos, esas micros largas, que apoyan al nuevo sistema, andan dando pena en las calles llenas de hoyos, parches, lomos de toros; tratando de doblar en estrechas calles y para colmo con menos asientos y además incómodos.
Y como no podíamos resolver el tema del uso de la tecnología con sistemas simples y eficientes, agregamos la famosa Tarjeta Bip, que tendrá una recarga mínima de $1.000. No era posible hacer un sistema simple de compra de Tickets, disponibles en todo el comercio. No. Teníamos que agregarle sofisticación. Entonces habrá que gastar $380 para ir a cargar la famosa tarjeta con $1.000 mínimos. Eso sí, los trasbordos están liberados de manera que no se gaste de más. Pero hasta Agosto. De allí en adelante la cosa cambia. Entonces habrá que pagar también por los trasbordos. De bajar el valor del pasaje ni hablar, aun cuando los recorridos son más cortos, las máquinas se desgastarán menos, gastarán menos combustible…pero igual van los $380, y que probablemente buscarán la justificación para subir la tarifa después de Agosto.
En los costos de la modernidad, nadie ha hecho mención, o más bien se minimiza el problema de los más de 4000 choferes de la locomoción colectiva que quedaran cesantes, producto de la optimización de recursos y horarios. Tampoco se habla de la señora Jubilada, cansada por los años y achaques, que amablemente era llevada por $100 cinco cuadras más allá ; o del cesante que por $ 200 hacía el recorrido buscando algo de economía para su condición desmejorada.
Los que piensan que la modernidad se mide en lo nuevo del modelo o de lo sofisticado de la tecnología utilizada no tienen los pies bien puestos en la tierra, o por el contrario tienen las manos puestas en los bolsillos para recibir algo más que las gracias. La modernidad, como todo elemento de desarrollo se mide en calidad y eficiencia. Aquella modernidad capaz de resolver de manera simple los complejos problemas de una población, que es capaz de considerar por cierto los aspectos culturales de la misma, de seguro avanzará al éxito. Aquella modernidad que cree que lo importante es la fachada y que no toma en cuenta los aspectos culturales, además de las condiciones sociales y económicas de desarrollo, está condenada al fracaso o a la eterna improvisación.
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