lunes, agosto 08, 2011

El pecado de una Educación Pública

Cuando ayer la Concertación se vio enfrentada a la movilización estudiantil, por mejoras sustanciales al sistema de Educación, sintió que el sistema era vulnerado por unos muchachos, unos pingüinos, que los obligaban a discutir sobre temas que ellos pensaban el sistema había resuelto sabiamente. Herencia de la Dictadura o no, los distintos Gobiernos de la Concertación no hicieron más que administrar y retocar un sistema que limita al Estado a ser un mero administrador de subvenciones tanto para la educación pública como privada, con el permanente temor de asumir un liderazgo mayor, escudándose en los “acuerdos posibles” para “avanzar” en una frágil Democracia. Mostró también lo complicado que le era zafarse de un modelo que había hecho suyo, y con el cual algunos connotados de la Concertación también “lucraban”.

Cuando la Derecha asume el gobierno, no muestra pudor, y no tiene por qué hacerlo, en sentirse cómoda con la Educación tal cual se nos presenta en la actualidad y del legítimo “lucro” que los inversionistas privados obtienen de ella. Pero lo de antes y lo de ahora, no quita, no puede quitar el que aspiremos a algo mejor. Nos quieren convencer de que lo que existe hoy es perfectible, principalmente en lo relativo a los estándares de calidad y control, a unos pocos Fondos excepcionales, como si se tratara de un bono de término de conflicto.

¿Por qué el modelo de la Educación se ha convertido en un Paradigma?

¿Por qué es utópico pensar que la más básica y necesaria de las necesidades de una Nación moderna, como es la Educación, no puede ser de calidad y gratuita?

¿Por qué los gobernantes de un país que se inscribe en un circulo de naciones “TOP” como es el caso de la OCD, ven con ojos tan suspicaces a los que anhelan una Educación democratizadora tanto en su calidad como en su acceso?

¿Qué más democrático y esperanzador para un país entero, tener a sus hijos, a todos sus hijos, sin distingo de cuna, en condiciones de recibir un conocimiento que les asegure un porvenir digno?

¿Qué más potente que una nación con mano de obra calificada de excelencia, lo mismo que técnicos y profesionales mejor preparados?

¿ Por qué no es legitimo el enojo, la rabia del ciudadano común, que trabaja todos los días del año para llevar sustento a su hogar, que paga IVA en cada kilo de pan, cada litro de leche , en todos los alimentos y ropa, que paga patentes, derechos de uso de vías exclusivas, que debe pagar su propio sistema previsional( otro paradigma), y que ve con incertidumbre el futuro de su prole, sencillamente porque no cuenta con los recursos suficientes para “asegurar” la calidad de su educación presente y futura?

¿Por qué nos dicen que No, si este país tiene riquezas suficientes para todos?

¿Tanto le temen a que seamos todos iguales, al menos en las oportunidades de salir adelante?

¿Es tan necesario “por el bien de todo lo establecido” remarcar la diferencia en las clases sociales no sólo en lo que tienes, sino también en lo que sabes y puedes aspirar a ser?

¿Por qué nos dicen que No, si somos los millones de Chilenos que con los diferentes impuestos que pagamos, los que podemos exigir un futuro mejor, para todos?

No es utópico pensar en una Educación mejor en su calidad y acceso. Lo utópico es creer que las cosas deben seguir siendo como son porque alguien dijo en su momento como debían de ser. Lo realmente utópico es pensar que vivimos en un país exitoso, con un 54% de la población trabajadora ganando sueldos que no superan los $250.000 en promedio. Lo tristemente utópico es tragarse el eslogan de que somos un país feliz, con los grados horribles de desigualdad social, producto entre otras cosas de una desigual Educación.

viernes, julio 15, 2011

"Gracias por el Fuego"
Benedetti, no es un escritor de temas alegres. Pero este libro, además de profundo, es desolador.
Un personaje que parte cuestionando todo su presente, producto de un pasado que no le es muy cómodo. La clave, la figura paterna, un hombre fuerte, público, intachable, incorruptible a los ojos de todo el mundo. Pero un viejo de mierda, que aparentemente con su sombra, ha minimizado el espíritu de su hijo.
Este libro esconde el proceso que todos vivimos y lamentamos, por cierto, de ver como la figura idolatrada de un "Padre" que todo lo sabe, que todo lo puede en la niñez, se va horadando con el tiempo. En la adolescencia, deja de ser la figura protectora, para convertirse en el viejo. Que no sabe nada, que no nos acepta, que todo nos critica.
Es triste reconocer ese distanciamiento, necesario por cierto, que nos ayuda a ser nosotros mismos.
Descubrí este libro, ahora que soy padre y que justo tengo una hija adolescente, a la que quiero profundamente, pero a la que veo cada día un poco mas lejana. Ya no puedo tomarla de la mano todo el tiempo, como cuando era una bebita. Ya no puedo protegerla todo el tiempo, porque no es todo el tiempo de mi propiedad. Estoy seguro que a veces ella piensa las peores cosas que un adolescente piensa de su padre. Y aunque no estoy en el extremo del personaje paterno del libro de Benedetti, al igual que él, me duele ese vacío que se va agrandando. Porque los abrazos ya no son los mismos, al igual que los besos; porque ya siento su presencia como un casi adulto que difiere de mi persona, de mis ideas, de mi forma de ver el mundo. Y aunque se que esto es bueno y necesario, no puedo evitar que me duela.
Y como todo ciclo, ahora que soy padre, puedo entender un poco mas la figura de mi propio padre, a quien muchas veces de adolescente y adulto sentí distante, mas de lo que hubiera querido.
Por eso a pesar de mi dolor y de sus distancias, cada vez que puedo, sigo abrazando a mi hija, la sigo besando, le sigo tomando la mano cuando ella se deja, mientras la veo crecer. Porque tengo la secreta esperanza de que ese recuerdo aflore en ella siempre en el futuro, al momento de recordarme, y me vea con ojos menos críticos o más compasivos, entendiendo que nunca fui mas que lo que soy.
Al final del libro, ese viejo de mierda, como mi viejo, como el viejo que soy yo para mi hija, no es ni tan bueno ni tan malo. Pero es duro asumir que un padre es tan imperfecto, como el más común de los mortales.

Acerca de mí

Mi foto
Casado, 2 hijos. El tercero de cuatro hermanos. Dirigente estudiantil durante finales de la dictadura militar en los 80. Con estudios de Ingeniería Química e Ingeniería Comercial. Dirigente social en Peñalolen, desde mi llegada a la Comuna en 1993. Fundador del Centro Cultural Juan Chacón Corona. Concejal del Partido Comunista de Chile, en la comuna de Peñalolén durante el período 2005-2008, lo que me permitió traducir el trabajo político en el mundo social. Para bien y para mal. Vivo en un país libre, cautivo del consumismo, del stress y del egoismo. Hoy, estoy enfrascado en buscar la otra parte de mi persona, que se quedó a la saga, esperando tiempos mejores...